Edimburgo, una vieja chimenea con mucho encanto

Callejones (“close”) con secretos y terribles leyendas, historias de fantasmas y crímenes, criptas, pasadizos y cementerios estremecedores, el festival más famoso del mundo, rincones misteriosos y evocadores… Edimburgo es mucho más que lluvia, niebla y edificios de ladrillo. Apodada durante la época victoriana como la “Auld Reekie” (vieja chimenea), por las numerosas chimeneas que humeaban y ennegrecían esta ciudad del norte de Escocia, Edimburgo es también una de las ciudades con más encanto de toda Europa.

Buena parte de su encanto se debe a su animada vida cultural: infinidad de museos, la gran mayoría gratuitos; una extensa tradición literaria que impregna toda la ciudad (no en vano fue elegida como la primera ciudad de la Literatura de la UNESCO); un sinfín de festivales a lo largo de todo el año, entre ellos el Festival Internacional de Edimburgo (en agosto), o la mayor feria internacional del libro son sólo una pequeña muestra.

Además, la lluvia, la niebla y su luz grisácea buena parte del año, que de entrada pueden suponer  un freno para muchos de los que visitan la capital escocesa, contribuyen a crear esa atmósfera misteriosa y tenebrosa que, sin duda, es uno de los mayores encantos de la ciudad.

Algunas curiosidades
Al sur de High Street, en el cruce con St. Mary Street, se encontraba “el fin del mundo” para los ciudadanos de Edimburgo. Y es que en este punto exacto estaban las murallas de la ciudad y, por lo tanto, el fin de esta. Hoy, en su lugar, hay un bar con el nombre “The World’s End”.

Justo al lado de la catedral, en los adoquines del suelo, hay esculpido un corazón (el corazón de Midlothian). Está situado exactamente en el lugar en el que se encontraba la prisión de la ciudad, demolida en 1817. La tradición dice que los que escupan en el centro de ese corazón, tendrán buena suerte.

Como recordatorio a las personas fallecidas, sus familias pagan la chapa con la inscripción de su nombre en los bancos de la ciudad, por lo que no es difícil sentarse a reposar en alguno de ellos y ver que tiene el nombre de su “dueño” y la inscripción de recuerdo de sus familiares.

Cómo llegar
Cuando se viaja desde España hasta la capital escocesa, la opción más cómoda, rápida y barata es la de llegar a Edimburgo en avión. El aeropuerto se encuentra a 12 kilómetros de la ciudad y está conectado con ésta a través de autobuses cada 10 minutos y a un precio de 3,5 libras por billete sencillo y 6 por el de ida y vuelta. Compañías de bajo coste como Ryanair, Easyjet o Vueling conectan Edimburgo con ciudades españolas como Madrid, Barcelona, Santander, Alicante. Málaga, Palma de Mallorca, Tenerife, Lanzarote, Gran Canaria o Fuerteventura.

Para aquellos turistas que se encuentren en Liverpool, York o Glasgow u otras ciudades cercanas, una buena opción puede ser el tren. No tan recomendable cuando se viaje desde Londres, ya que el trayecto dura toda la noche. Aunque esta alternativa puede seducir a los amantes de los coches-cama.

Para consultar otras opciones de transporte hasta la ciudad de Edimburgo, os proponemos que visitéis este enlace.    

Alojamiento
Como en la mayoría de destinos europeos, la opción de alojamiento más adecuada para los lowtrippers son los hostels o albergues. En el siguiente enlace podréis encontrar habitaciones compartidas desde 10 euros y privadas desde 21.

Cómo moverse
No hay mejor manera de empaparse de la atmósfera misteriosa de los rincones de Edimburgo y relajarse en sus parques que visitando la ciudad a pie. Además, sus limitadas dimensiones hacen que se pueda recorrer perfectamente andando o, en el caso de los más deportistas, en bicicleta.  Sobre este último aspecto, es importante destacar que Edimburgo es una ciudad en la que se promueve mucho el uso de la bicicleta como medio de transporte y son numerosas las vías ciclables y carriles bici que se pueden encontrar en ella.

No obstante, tenemos que advertir que, al estar construida sobre varias colinas, el turista no debe esperar que todas las calles sean llanas. Es fácil encontrarse con cuestas, aunque todas moderadas. En caso de que algún trayecto se nos haga muy cuesta arriba, la ciudad cuenta con una adecuada red de autobuses locales que cubren prácticamente todo Edimburgo.

Qué ver
Hacer turismo por Edimburgo es una verdadera delicia no sólo para los sentidos, sino también para los bolsillos. Y es que buena parte de las atracciones son gratuitas: el Parlamento, la Catedral de Saint Giles, el Jardín Botánico... Para conocer un listado del top ten de atracciones turísticas gratuitas de la capital de Escocia, visita el siguiente enlace.

Además, existen bonos con descuentos especiales para atracciones como la visita a los misterios subterráneos de la ciudad. Puedes consultar más información sobre ellos aquí.

Principalmente, las atracciones de la Edimburgo se concentran en el Old Town, en torno al Royal Mile: en un extremo de ésta, presidiendo la ciudad, encontramos el famoso Castillo de Edimburgo, que nos ofrece la mejor panorámica de la capital escocesa; al otro extremo, el Palacio de Holyroose, la residencia oficial de la reina y un lugar lleno de leyendas e historias, muchas de ellas protagonizadas por María Estuardo, y debajo de la Royal Mile, en el subsuelo, los famosos “close” que esconden la historia más fantasmagórica de la ciudad.

Dónde y qué comer
Carne, mariscos, pescados, quesos… la gastronomía escocesa es muy rica y variada y, para nada, se limita tan sólo al famoso haggis (un plato de carne muy especiada, acompañado de patatas, rábanos). Para que no falléis con la elección, os dejamos un enlace al listado de restaurantes de la ciudad, elaborado por el organismo turístico oficial.

Especial mención en la gastronomía de Escocia merece el whisky, el producto por antonomasia. Una visita al Scotch Whisky Experience ayudará al turista a conocer su proceso de elaboración y a dar un repaso a sus 300 años de historia.

Para más información puedes consultar la web oficial de Turismo de Edimburgo.